sábado, 18 de febrero de 2017

Bronce y Hormigón


Si un día una ola salta el espigón y su blanca espuma acaricia tus pies, sabrás que son besos furtivos que escaparon de mis labios y arrastrados por la corriente cruzaron el océano en busca de tu piel bronceada.

Ahora que te he encontrado soy prisionero de tu amor. El fuego de tus ojos guiará como un faro mi camino y al atardecer, cuando duerma la ciudad y los mortecinos rayos de sol nos sonrían desde el horizonte, acudiré a tu encuentro atravesando el Río con los brazos abiertos y juntos nos iremos en libertad navegando en busca de un lugar donde nuestro amor sea posible, donde no seamos solamente estatuas.